Un problema grave es el reflujo en perros y gatos, el reflujo gastroesofágico es una condición caracterizada por el flujo inverso incontrolable de fluidos gástricos o intestinales en el tubo que conecta la garganta y el estómago ósea el esófago.
Este reflujo en perros y gatos puede deberse a una breve relajación de la abertura muscular en la base del esófago conocida como el esfínter, así como al vómito crónico.
El reflujo gastroesofágico es bastante común en perros y gatos, y puede ocurrir a cualquier edad, aunque los perros y gatos más jóvenes corren mayor riesgo.
En el reflujo en perros y gatos el ácido gástrico del estómago, la pepsina, las sales biliares y otros componentes de los jugos gastrointestinales causan daño al moco protector que recubre el esófago, esto puede resultar en la inflamación del esófago llamada esofagitis.
El reflujo gastroesofágico en perros y gatos puede causar esofagitis con cantidades variables de daño, la esofagitis leve se limita a una leve inflamación del revestimiento esofágico, mientras que la esofagitis ulcerosa más grave causa daño a las capas más profundas del esófago.
La historia de comportamiento del perro o el gato puede revelar síntomas como escupir o regurgitación de alimentos, evidencia de dolor gimoteo o aullido, por ejemplo al tragar, falta de apetito y pérdida de peso.
Si un examen físico a menudo no revela ningún hallazgo concreto, la esofagitis grave puede incluir síntomas de fiebre y salivación extrema.
El reflujo en perros y gatos puede ocurrir cuando se administra un anestésico, causando la apertura entre el estómago y el esófago y el esfínter gastroesofágico para relajarse.
La colocación inadecuada del paciente durante la anestesia, así como una falta de ayuno del perro o gato adecuadamente antes de la anestesia, puede dar lugar a reflujo gastroesofágico.
Una condición asociada es una hernia hiatal congénita presente al nacimiento, se sospecha que aumenta el riesgo de reflujo gastroesofágico.
Los perros y gatos jóvenes están en mayor riesgo de desarrollar esta condición porque sus esfínteres gastroesofágicos todavía se están desarrollando. El vómito a largo plazo o crónico es otro factor de riesgo.
El reflujo en perros y gatos, el reflujo gastroesofágico es una condición caracterizada por el flujo inverso incontrolable de fluidos gástricos
El mejor medio de diagnóstico del reflujo en perros y gatos es generalmente una esofagoscopia, un examen que utiliza una cámara interna para ver el revestimiento del esófago.
Esta es la manera más efectiva de determinar si los cambios en el moco del esófago son consistentes con la esofagitis debido al reflujo gastroesofágico.
El examen también puede revelar una superficie irregular en el revestimiento de moco, o hemorragia activa en el esófago.
Los diagnósticos alternativos incluyen la ingestión de un agente cáustico, un cuerpo extraño o tumor en el esófago, una hernia en la parte superior del estómago y hernia hiatal, enfermedad de la garganta o la boca, o una condición en perros y gatos donde los músculos del esófago no funcionan correctamente al empujar los alimentos hacia el estómago o megaesófago.
La mayoría de los tratamientos contra el reflujo en perros y gatos se realizan en el hogar, reteniendo los alimentos durante uno o dos días y después siguiendo un régimen alimenticio de comidas bajas en grasa y baja en proteínas que se administran en comidas pequeñas y frecuentes.
La grasa y la proteína dietéticas deben ser limitadas, pues la grasa disminuye la fuerza del músculo entre el estómago y el esófago, mientras que la proteína estimula la secreción del ácido gástrico.
El reflujo en perros y gatos puede ocurrir cuando se administra un anestésico, causando la apertura entre el estómago y el esófago
Los medicamentos son una opción adicional, los fármacos conocidos como agentes pro-cinéticos gastrointestinales mejoran el movimiento del contenido estomacal a través de los intestinos y también fortalecen el esfínter gastroesofágico, independientemente de los medicamentos, es recomendable un cambio en la dieta.
Después del tratamiento inicial y la alteración de la dieta, es aconsejable continuar el seguimiento del reflujo gastroesofágico, esté atento a los signos de incomodidad, una dieta baja en grasa y baja en proteínas evitará futuras incidencias y se deben evitar los alimentos ricos en grasa, ya que pueden empeorar el reflujo gastroesofágico.
Si el perro o el gato no responden a los tratamientos médicos iniciales, se puede aconsejar una esofagoscopia de seguimiento, la mejor prevención es una dieta saludable que sea baja en alimentos grasos.
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